jueves, 19 de mayo de 2011

HISTORIA DE LA AGRICULTURA EN SINALOA

La agricultura


El parteaguas de la historia de la agricultura sinaloense es la reforma agraria de 1934 a 1940, porque eliminó el latifundio, protegió la pequeña propiedad y abrió una nueva vía para el desarrollo agrícola: el ejido colectivo. Ejidatarios y pequeños propietarios fueron los protagonistas de esta historia cuya narración tomamos, principalmente, de las obras del investigador Hubert Carton de Grammont que están reseñadas en la bibliografía.
Con el presidente Cárdenas también empezó otro capítulo en la historia de la agricultura sinaloense, pues se abrió la era de las cuantiosas inversiones del gobierno federal en obras de infraestructura hidráulica. En 1939 se inició la construcción de la presa Sanalona sobre el Río Tamazula, que fue terminada en 1948 y aumentó la superficie irrigada de 31 000 a 94 000 hectáreas en el Valle de Culiacán. Durante el sexenio de Manuel Ávila Camacho (1940-1946) continuaron las obras de construcción y se excavaron tres grandes canales: el de Bamoa, en Guasave, el Antonio Rosales, en el Valle de Culiacán, y el SICAE, en el valle del Río Fuerte. Durante el gobierno de Miguel Alemán (1946-1952) la Comisión Nacional de Irrigación se transformó en la Secretaría de Recursos Hidráulicos, lo que dio mayor coherencia a la política de irrigación a nivel nacional. Se inauguró la presa Sanalona, se construyó una presa derivadora sobre el Río Culiacán, se renovaron los canales de Guasave y se creó la Comisión del Río Fuerte para la construcción de la presa Miguel Hidalgo y del sistema hidráulico del mismo río. En el periodo gubernamental de Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958) se amplió la capacidad de la presa Sanalona, se inició la construcción de la presa sobre el Río Humaya y de una presa derivadora en el Río San Lorenzo. En 1956 se inauguró la presa Miguel Hidalgo, la de mayor capacidad en Sinaloa.
A lo largo de las gestiones de los presidentes Adolfo López Mateos (1958-1964) y Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) se construyó y se puso en operación la presa del Río Humaya, se elevó la cortina de la presa Miguel Hidalgo y se construyó la presa Josefa Ortiz de Domínguez sobre el arroyo de Álamos. Por estas fechas, la superficie irrigada alcanzó la cifra de 413 944 hectáreas. Durante los sexenios de Luis Echeverría (1970-1976) y de José López Portillo (1976-1982) se redujo notablemente la inversión federal en Sinaloa, pero no se suspendió. Con los presidentes Miguel de la Madrid (1982-1988) y Carlos Salinas de Gortari (1988-1992) se intensificaron las obras de riego. Entre 1970 y 1990 se duplicó la superficie irrigada gracias a la construcción de otras presas: la de Bacurato (Gustavo Díaz Ordaz), sobre el Río Sinaloa, el Sabinal (ingeniero Guillermo Blake Aguilar) en el Río Ocoroni, el Comedero (José López Portillo) en el Río San Lorenzo, y se inició la construcción de otras presas como la de Huites, Eustaquio Buelna, Vinorama, El Salto, Santa María y El Tamarindo, como se aprecia en el mapa I.2.
Las tierras irrigadas se distribuyeron entre los ejidatarios y los agricultores privados en proporción aproximada de 40% para el sector privado y 60% para el ejidal, En 1975 había 37 284 ejidatarios en los distritos de riego, con una superficie cultivable de 8.56 hectáreas por ejidatario en promedio; los pequeños propietarios eran 9 621, con una superficie promedio de 24.4 hectáreas por persona. En tierras de temporal, tanto en la planicie como en la sierra, había 73 015 ejidatarios que disponían de 7.35 hectáreas, en promedio, cada uno, y también había 15 379 pequeños propietarios con 23.9 hectáreas por persona.
La competencia por la propiedad de la tierra produjo en Sinaloa violentos enfrentamientos entre el sector ejidal y el de los agricultores privados, aunque ambos, por su filiación política, eran afines al estado: los ejidatarios integrados en la Confederación Nacional Campesina (CNC) y los agricultores privados afiliados a la Confederación Nacional de la Pequeña Propiedad (CNPP).Los principales momentos de esta lucha fueron 1958, 1967-1968 y, principalmente, los años de 1972 a 1976. La lucha de 1958 surgió con motivo de la apertura de la presa El Varejonal, que irrigaría 125 000 hectáreas en el valle del Río Culiacán. Aquí intervino una organización campesina no gubernamental, la Unión General de Obreros y Campesinos de México (UGOCM),encabezada por Jacinto López, cuyos afiliados invadieron las tierras que serían abiertas al cultivo. El gobierno federal, aunque prefería impulsar la agricultura privada, se vio obligado a favorecer a los agraristas, pero no a los de la UGOCM, sino que trasladó campesinos michoacanos, afiliados a la CNC, para dotarlos de tierras ejidales. En 1967 ocurrió la invasión del predio El Alhuate, propiedad de la familia Redo, con 10 000 hectáreas de extensión, aunque fraccionado en 81 lotes con certificados de inafectabilidad expedidos durante el gobierno de Miguel Alemán. La Suprema Corte de Justicia de la Nación falló en favor de los 81 pequeños propietarios, pero los campesinos, apoyados por el gobernador Leopoldo Sánchez Celis, insistieron en sus demandas, y la familia Redo entregó el predio al presidente Gustavo Díaz Ordaz para que se repartiera.
Hacia 1970 se agudizaron las tensiones entre los sectores campesino y privado. Los propietarios particulares subdividieron legalmente sus tierras para prevenir cualquier afectación, aunque algunas subdivisiones encubrían latifundios. También por estas fechas se generalizó el acceso de los agricultores privados a las tierras ejidales, por renta o por asociación en participación, que consistía en la asociación de un ejidatario con un agricultor privado para la explotación común de la tierra, con un contrato por el que el ejidatario aportaba tierra y trabajo y el agricultor ponía tierra y capital. Esta asociación fue legalizada por la Ley de Fomento Agropercuario de 1980. La renta de tierras ejidales fue ilegal hasta la reforma del ejido de Carlos Salinas de Gortari en 1992.
Como señalamos, el más grave de los conflictos por la propiedad de la tierra lo libraron los agricultores sinaloenses durante el régimen del presidente Luis Echeverría, entre 1972 y 1976, porque se radicalizó el movimiento campesino en Sinaloa y Sonora. Para legitimarse ante los campesinos, en 1973 el presidente decidió afectar tierras de agricultores de ambos estados, lo que provocó fuertes reacciones del sector particular. El gobierno alentó la invasión de 50 000 hectáreas de riego en el valle del Río Culiacán. Los agricultores respondieron con paros y con una intensa campaña de propaganda, a nivel nacional, por medio de la cual consiguieron el apoyo de la burguesía. de todo el país. El 18 de noviembre de 1976, 12 días antes de terminar su periodo, Echeverría expropió 37 131 hectáreas de riego y 65 655 hectáreas de agostadero en el valle del Yaqui; los agricultores de Culiacán ofrecieron 13 500 hectáreas para su distribución entre los campesinos, cosa que el gobierno aceptó. Los agricultores sinaloenses salieron mejor librados que los sonorenses, en cuanto a la pérdida de tierras, pero ambos adquirieron mayor fuerza política y se ligaron a las organizaciones cupulares de la burguesía nacional. En esta lucha destacó como líder de los agricultores sinaloenses el ingeniero Manuel de Jesús Clouthier, quien llegó a las más altas esferas políticas y participó como candidato del PAN en las elecciones presidenciales de 1988.
Otro cambio muy importante en el sector agrícola sinaloense después de 1940 fue la aparición de la empresa agrícola, una compleja organización muy tecnificada, con fuertes requerimientos de inversión de capital para la producción masiva de frutos agricolas. La agricultura se transformó en un negocio, como los demás del sistema capitalista, cuyo objetivo principal es la producción de utilidades, más que de alimentos. Este cambio ocurrió, principalmente, entre los productores de hortalizas para la exportación, todos ellos del sector privado. El censo de 1970 indica que había 100 empresas exportadoras de hortalizas, de las cuales ocho podían ser consideradas grandes empresas capitalistas. Pero no todos los productores privados se transformaron en empresarios, y muchos de ellos continuaron como productores en pequeña escala y en forma tradicional, sin inversiones de consideración. En el sector ejidal también hubo empresarios agrícolas, aunque en su mayor parte fueron pequeños productores. El mismo censo de 1970 indica que el sector privado absorbió 79% del total de las inversiones agrícolas, y que la mayor parte de éstas se dedicaron a la producción de hortalizas para la exportación.
En el periodo posterior a 1940 hubo también algunas innovaciones que afectaron directamente el sector agrícola o que repercutieron sobre él. Un importante avance fue la llamada "revolución verde", que aumentó la productividad de algunas especies vegetales. Otros fueron el mejoramiento de las técnicas para el cultivo del algodón, la introducción de nuevos cultivos como el sorgo, el cártamo y el tomate de vara, y en otro sentido la construcción de la carretera Guadalajara-Nogales, terminada en 1952, que permitió comunicaciones más rápidas hacia los Estados Unidos y al centro del país.

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